06 noviembre 2011

SEIS HOMBRES SIN PIEDAD

[cuento para amigos. Si no jugaste al Risk, peligro de..."que coñazo".]

Recuerdo hace algunos años, ya cumplidos los veinte, reunirme con mis amigos para tirar las tardes de los sábados bebiendo patxaran y jugando al risk. Beber patxaran consiste en echar patxaran en una copa, hielo y beberlo, no tiene mas historia. Jugar al risk si.
Es tan sencillo como complejo. El risk es un tablero con un mapa del mundo, a los jugadores se les reparten los países o territorios y se les da una misión (conquistar varios continentes o destruir a un enemigo). Vas ganando o perdiendo ejércitos a medida que atacas países.
Guerra en estado puro. no derramamos sangre, como mucho el patxaran. 
Viendo las reglas del juego a uno le entran dudas de si esto es un juego o es el mundo real en que vivimos.
Ya sabemos el refrán, ante la duda... tirate las cartas.
En el risk había dos cosas realmente importantes. Una era rezar porque no te tocase el territorio por el que normalmente todos los jugadores tenían que pasar para conseguir su objetivo y uno de esos territorios era... Oriente medio.
(¿Te suena de algo, no?)
La otra historia realmente importante, era disimular bien tu objetivo porque si tus enemigos se daban cuenta de el, simplemente estabas jodido. Y te empezarían a echar las culpas de todo lo que pasase en el tablero, como si fueras una especie de eje del mal.
Por eso era importante nunca decir “voy a acabar con todos! Malditos! por Alá!! el señor es mi pastor!”. Nada de ejes del mal, que acababas... mal. Ante todo disimular.

Así, si jugando al risk, atacabas mmm... yo que se, por poner un ejemplo, Egipto, o Libia, previamente e inmediatamente después de hacerlo tenías que explicar al resto de enemigos que lo haces simplemente porque se estaba convirtiendo en una amenaza para la partida. Da igual que el pobre desgraciado que estaba en Egipto diga: “pero si yo no he hecho nada coño, si estaba tan tranquilo aquí en mi país”. Tu, convence al resto de que no.
(Te suena de algo, supongo). Pero recuerda, cualquier parecido con la realidad es..."causalidad". 
tablero de juego
Una de las cosas mas curiosas del Risk es que, ahí, en al fragor de la batalla, los que son tus enemigos, en realidad son tus amigos! (nunca olvidar esto). Los mismos amigos con los que cenas, tomas copas, vas a conciertos, les cuentas tu vida, en ese momento son tus más temibles enemigos y has de comportarte con ellos como tal. Les tienes que hablar para intentar adivinar sus intenciones. Cualquier gesto les puede delatar. (observa a que parte del tablero miran, con quien hablan mas, cuando se levantan, quejan, callan...)
En la guerra vale casi todo, así que no dudes en mirar fijamente a los ojos de tu enemigo y decirle:
"no tienes cojones a tocarme Madagascar" o "le tienes que pedir permiso a tu novia para atacar o que coño te pasa?". 
Vale todo menos abandonar. 
En realidad nunca llegamos a hacerlo pero se nos pasó por la cabeza jugar algún día  con traje y corbata para sentirnos realmente la  jodida OTAN.
Lo mas parecido era fumarnos un puro y hablarnos en alemán.
Y ahora miro atrás recordando con la nostalgia de los gilipollas aquellas partidas y no puedo más que acojonarme del asombroso parecido que aquella patraña tenía con la realidad.
Queríamos más y más guerra. Quedábamos en la casa de uno o de otro para nuestras batallas. Incluso un día sedientos del ansia de conquista y sin casa donde pelear, terminamos en el suelo de un parque público jugando, rodeados de niños jugando con su pelota, mirándonos asustados.
La guerra llama a más guerra.
Éramos seis... Los seis hombres que dominaban el mundo.



Teniente Miranda
Uno de mis enemigos nunca bebía de aquel patxaran, en realidad nunca bebía nada con alcohol. Un tipo muy trabajador, fresco, frío. Se trataba del teniente Miranda, tenía una forma muy extraña de jugar. Por su forma de jugar, lo podríamos llamar el jugador comunista.
Él, el jugador comunista, nunca atacaba. Nunca. Turno tras turno, se limitaba a recargar sus ejércitos. Había partidas que simplemente se dedicaba a decir:
“cobro, cobro, cobro…, cobro”. ( y sus variantes: voy a cobrar, creo que cobro, mejor esta vez cobro, venga va cobro).
Mirabas el tablero y donde estaba el jugador comunista eso parecía la puta china joder. Por momentos dudábamos de si el jugador comunista sabía que estaba jugando al risk y no al civilitation. Tenía miles de soldados apiñados en dos o tres países, juntos.
Si tu objetivo era conquistar alguno de los países del jugador comunista, estabas jodido. 
Era imposible negociar con él. Cuando tu, amablemente le decías:
-“escúchame amigo, podemos llegar a un acuerdo”… el te cortaba mirándote y diciendo lentamente: “coooo…bro”.
Estás jodido. Resoplabas, bebías, pero daba igual...estabas jodido.
Y si estas jugando al risk y estas jodido tienes dos opciones. Una es rezar porque alguien monte la tercera guerra mundial sobre el panel, cosa bastante rara y la otra es echar un buen trago de patxaran y decir un rápido y escueto:
- “a tomar por el culo!”
 y ponerte a atacar todo lo que tengas a tiro. Pierdes la partida, coges tu vaso y te dedicas el resto de la partida a tocarle los huevos al jugador comunista. 
C.I.A y sus compinches
Otro de mis viejos enemigos, el subcomandante del cojo era de ese palo. Se desespera rápidamente y se tira toda la partida tocando los cojones. Te ataca mas por joder que por otra cosa. No se define, tiene todas sus tropas dispersas por el tablero y se tira toda la partida haciendo pactos con unos y otros para ir de un lado a otro. Le da igual rusos, que chinos que venezolanos. Yo miraba atentamente sus movimientos, su forma de actuar y lo tenía bien claro. Este tío es la CIA
Un día decidí pactar con él, pactar con la CIA.
Sutilmente el enemigo del cojo me dijo: “déjame pasar un momento ahí, por la zona de Afghanistan, al siguiente turno me quito y ataco a china y a Irán”. (incluso diría que uso la palabra momentito en vez de momento).  
Acepte el pacto y CIA entró en MI Afghanistan . Yo estaba deseando ver como al siguiente movimiento el subcomandante de la CIA, del cojo, iba a aniquilar al enemigo comunista. Todos estábamos expectantes, el mundo estaba esperando ese momento. Dos turnos más adelante el subcomandante del cojo tenía mil doscientos ejércitos en MI Afghanistan, con la misma intención de irse que pueda tener el papa de roma de salir a la calle con una camiseta de ACDC. Ninguna.
Indignado le dije al resto de enemigos: “lo estáis viendo!! Este tío es un cabrón! Id a por el!”.
Pero para ese entonces y a pesar de solo ser un juego, la vida es vida hasta cuando no es vida y yo ahora ya no soy rival. Nadie me va a ayudar. Me iré con mis tropas a Cuba o a Venezuela a simplemente dejarme llevar.
Cuba ya no le interesa a nadie.
Enemigos que sólo son tus amigos jugando a ser eso, tus enemigos. 

Chikibump
Había otro enemigo cuanto menos curioso. En guerrero de los de antaño. Tenía una especie de grito de guerra. Como los Cosacos antes de entrar en batalla. El guerrero cosaco Taras Bulba atacaba a sus enemigos al grito de saporoski! Todos sus soldados gritaban con sus espadas en algo Saporoskiii!. Mi amigo enemigo te atacaba al grito de chiki Bump.
Eran ataques con nada de sentido y en aquel entonces no era capaz de entender el porqué. El hacia su ataque chikibump y todos nos quedábamos a cuadros con su peculiar Saporosssssski!
["Taras bulba", gran película por cierto. La antigua claro]
Ahora lo entiendo todo. Como no pude verlo entonces.
Mientras mis enemigos y yo nos dedicábamos a atacar, defender, pensar, pactar, mentirnos, movernos por el tablero, tantearnos, provocarnos... el camarada chikibum se dedicaba a pimplarse las botellas de patxaran. En el fondo le daba totalmente igual que le atacases o atacarte. El tenia su patxaran y sus amigos en la mesa y a el enemigo comunista hiperpoblandose, y con eso era feliz. Bebía, miraba, y se reía. Como hicieron los cosacos, Chikibump y su pacharan tuvieron esporádicas batallas de éxito y locura. 
Y ahora pienso que sus ataques absurdos respondían a las voces que escuchaba dentro de su cabeza. Como si llegase su turno de atacar y dentro de la cabeza solo pudiera escuchar la voz de Homer Simpson diciendo: “ataca Ontario, Cucamonga, Seattle!”
El jodido espíritu Boris Yeltsin de chikibump era clave para el devenir de la partida, sus movimientos podían decidir la conquista del mundo por parte de china, o de la CIA ¡! y el tío, con risa de malvado y llevando su copa de patxaran a su boca,  lo único que se le ocurría decirte era:
“si me traes unos hielitos para el patxaran ataco donde tu quieras”.
Otras veces, si el patxaran era casero, o alguien traía un vodka de los buenos decía:
“a la mierda, ataco china!” y se descojonaba de la risa el solo.

Y justo cuando el enemigo comunista miranda, en la china, con sus ocho millones de ejércitos preparados para atacar al mundo entero se disponía a actuar, justo antes, llegaba Boris chikibump Yeltsin y le reventaba el plan.
Así son las guerras hermanos. Tan surrealistas como reales.

¿Y quien coño ganaba?

pacto S.O.S.A / H.A.S.H
Ahora, desde la distancia, lo veo todo mas claro. Aquellos dos enemigos sinvergüenzas. Con su diplomacia, sus buenas maneras, su educación, su sigilo, con sus buenas palabras. Aquellos dos misteriosos jugadores y su cortesía. Ni siquiera nos dieron sus nombres. Malditos. Uno se hacia llamar algo así como sistema de los hombres sociales amistosos, creo recordar. S.H.O.S.A y el otro respondía a las siglas H.A.S.H (human aliance system honor). El sistema honorable de la alianza de los hombres. Una especie de democracia mejorada.
S.H.O.S.A y H.A.S.H no paraban de vigilarse mutuamente. Muchas veces parecían más la ONU y USA que otra cosa.
Sutilmente H.A.S.H. emborrachaba a Chikibump, siempre mantenía su copa llena, su puro encendido, mientras SOSA provocaba con sus comentarios hilarantes al subcomandante del cojo para que siempre se pegase con La China Mirandista.
lider de la S.O.S.A
Ellos sabían que, con un poco de paciencia, yo me vendría abajo porque no soy capaz de pensar por más de una hora de seguido. Pasada esa hora de concentración, miraba el tablero y yo parecía Cuba joder. Por no estar, no estaba ni en medio de la batalla. Ellos poco a poco se irían haciendo con el control del mundo. Un día uno, otro día otro.
Malditos demócratas con siglas!
Te convencen educadamente! te dan de beber, te dan de comer, te cuidan,  les apoyas y luego se olvidan de ti. Claro, esto es el risk, no es el corro de la patata.

En aquellos momentos nos sentíamos los auténticos hombres de la guerra. Por unas horas dominábamos el mundo, moríamos y resucitábamos. Nos sentíamos poderosos.
Horas después no éramos capaces ni de dominar media discoteca. Y hablabas con una tía y a ella le daba igual que tú hubieras conquistado poco antes toda Oceanía. 
Un sábado extraño, vino la lluvia y la niebla. Uno de esos sábados en blanco y negro, con solo el sonido del agua al caer por las ventanas y la vieja radio de fondo. Tarde o temprano podía pasar.
El G6 se volvió a reunir alrededor de una botella de Patxaran y nos disponíamos a dominar el mundo. Pero algo era diferente.
Bali Cuba Hai
Aquel extraño sábado, chikibump Yeltsin decidió no beber patxaran. Estaba de resaca se supone. El subcomandante del cojo CIA no pudo acudir a la cita y en su lugar envió a un tipejo torpe del cual siempre dudamos de si conocía las reglas del juego. Pero su compinche, un tal dlakas, escuchó patxaran y acudió.
Todo era raro para la batalla. Los rusos serenos, y la CIA no estaba para dar por culo a la China Mirandista. Además ahora todo el mundo ya sabia de las intenciones de la S.H.O.S.A. y el H.A.S.H, podría pasar de todo.

Y llegó el momento. Bajo el humo de un par de habanos, La china mirandista puso sus manos sobre sus ocho millones de ejércitos rojos apiñados y empezó a moverlos en dirección a Europa a la vez que de su boca, una voz seria y temblorosa dijo:
-“Ataco”.
Atónitos, perplejos. Todos nos quedamos mudos mirando esa masa gigante de fichas avanzando hacia Europa.
-“Pero a ver,  ¿Qué atacas concretamente?”  Preguntó el S.H.O.S.A mirando de reojo a la china mirandista.
-“ni puta idea tío pero ataco”. Contestó la China.

Seis Hombres sin piedad.
Mientras China iba aniquilando uno a uno los países europeos, todo empezaba a estar borroso en mis ojos. Las voces de mis enemigos se alejaban y mezclaban poco a poco. El tablero desaparecía.

Abrí los ojos. Tirado bajo mi manta, en mi sofá, con el agua todavía cayendo por la ventana. Ahora ya no se si fue un simple sueño o la China Mirandista llegó a dominar el mundo. 

Pronto aquellos seis hombres sin piedad volverán a sentarse en una mesa, sacar el Patxaran y dominar el mundo. 
Amigos que juegan a ser enemigos.
...






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