08 enero 2008

BORREGOS SI, PERO ¿FELICES?

Hay un estudio científico que relaciona la ignorancia con la felicidad. Dice algo así como que los tontos, a parte de vivir mas, son mas felices. A lo cual yo digo, eso es si se entiende por felicidad la no percepción de un problema. Es decir, si consideras que ser feliz es vivir sin problemas, acepto que un tonto es más feliz. Yo soy muy feliz, pero reconozco que para mí el hambre o las guerras son un problema…de todos.
Todas las Navidades terminó preguntándome lo mismo, ¿vale todo por ser feliz? La respuesta cada vez es mas clara. NO.
Hoy quiero ser más social que filosofo así que no quiero atormentar con que la felicidad nunca debe ser un fin, sino un camino. ¿Un camino?...

... ¿Y a donde lleva ese camino? Ni yo ni tú ni nadie debe saberlo. Pero para eso esta el destino. Si andas por el camino de la felicidad, llegaras a sitios que nunca imaginaste y eso es lo que hace a alguien ser una persona plena (y la felicidad sin plenitud no tiene sentido).Tu, juega con tu destino, como el lo hace contigo. Y todo esto me lleva a mi viernes copado de surrealismo que jocosamente me dispongo a contar.

Un día diferente

Siete de la mañana, suena el despertador, tengo una hora para abrir los ojos y plantarme en la oficina. La noche anterior me quedé tirado en el sofá del salón, de risas con Calypso, Laura y Salvatore, y es que, dos francesas un italiano y un español tienen mucho de que discutir (¿Quién era mas guapa de joven, Sofía Loren, Sarita Montiel o France Gall? yo, traidor, voto por sofia. SE ABRE EL DEBATE! vota!). Me acosté un poco tarde, 5:15. Había dormido menos de dos horas y mi despertador no paraba de gritar y gritar: despiértate. En mi intento por levantarme, doy me cuenta que mi cuerpo debe pesar como doscientos kilos mas de lo normal porque no soy capaz, es como cuando un boxeador besa la lona, exactamente igual. Con los ojos medio cerrados, agarro mi móvil y escribo: “Tengo fiebre, estoy enfermo, no puedo ir a trabajar, disculpa”. Eso es lo que viene a ser un mensaje de mierda a un jefe, pero el sabe que no me puede decir nada.
Duermo unas horas con una sonrisa placida en mi cara y me levanto como un señor, recordando esos días de niño en que te quedabas en casa y no ibas al cole porque habas enfermado. Te compraban un comic y te ponían un lenguadito con limón para comer. Quedo para comer con Magari, con lo que eso supone. Magari es filosofa callejera, soñadora en sueño, eterna lunática (Def personal de lunático: que vive en su luna), bohemia de verdad, cantante impulsiva (como si le pides una ranchera...juega con todo). Le digo que su insultante personalidad me recuerda a dita Von Teese. Magari cuenta cantando, y canta contando. Ya la oiréis, al tiempo…
Quedar con Magari es hacerle trampas al destino porque, ni el destino ni yo decidimos, solo Magari decide. Llega tarde, como siempre, yo, mientras, espero bailando con mis pies el “Crazy” de Gnarles Barkely. Reservo en un restaurante que evidentemente dejamos tirado. Comemos argentino, muy rico. Y pronto empieza a retorcerme mis ideas. “nadie posee una personalidad propia” “el tiempo no existe como tal” (jodido Krishnamurti )… llevo mal la gente que por tomar mate con argentinos pillan su acento. Si se es castizo se es castizo siempre. Nada de boludos o visté pive!

Mi mente se desdobla, por un lado, las ideas sensatas de Magari, por otro un Yo que me dice “comprar regalos de reyes”. Lo que iba a ser un comemos de tres a cinco, se convierte en un comemos de tres a nueve. Seis horas con Magari son diez días con cualquier otra persona. Ahora se que los objetivos son absurdos, el amor (seres amorosos) es parte del camino y que…la grúa también se lleva motos.
Me despido, una mirada, un hasta pronto. Empiezan las prisas. Corriendo al centro, me auto animo con un vamos todo esta bajo control, pero la ultima vez que en mi vida algo estaba controlado, fue en parvulitos (me encanta esta palabra) cuando el babi protegía mi camisa. Pienso.
Pienso.
Las tiendas cierran tarde. Comprar, Comprar. Una lista en mi mente, sobrinin Pablo, sobrinin Diego, hermano, hermana, sitaka, mi madre, mi tía, mi abuelo, mi regalo, y el regalo para ******.
Me muevo contracorriente entre gente y más gente. Tengo un pequeño problema de claustrofobia que me quita el aire si hay mucha gente. Un objetivo, comprar juguetes de Pocoyo. Lugar, el maldito y puto Corte Ingles. Entrada: sección perfumes, mujer. Empieza la pesadilla. Tengo que llegar a la séptima planta y conseguir mi Pocoyo para mis sobrinos!. Salgo vivo del planeta Margartet Astor. Subo y llego. Busco, busco. Encuentro un pocoyo, el último. Una caja del tamaño de un coyote! Y veo que esta algo dañada. Con mi mirada busco otro idéntico y una mujer mayor, bajita, mal vestida, me dice tocándome el hombro:
“¿te lo vas a llevar, te lo vas a llevar?” (Para reproducir esa frase, tápate la nariz y dila).
Le digo:
“si señora, si, me lo voy a llevar”
pero sigo buscando otro con mi mirada a lo que la sórdida señora, me vuelve a decir:
“¿pero te lo vas a llevar o no?”.
Como el asesinato esta mal visto, huyo a la cola para envolver regalos (previo pago del puto Pocoyo de los huevos). La planta de juguetes del Corte ingles en Reyes es como Vietnam. Sin más. Igual!. Aviones colgados del techo, niños que corren y gritan y gente atrincherada detrás de montones de juguetes. Ya en la cola para envolver regalos, lo veo claro, va a haber problemas, el eterno y maldito problema de la “doble cola y una sola cajera”. Es decir puede darse ese peligroso caso de dos mujeres a la vez atacan a la chica que envuelve los regalos. Y así pasó. Se veía venir. Tensión, more tension, cruce de miradas y una ataca: “dissculpe sseñora, iba yo” (tono rintintin) a lo cual la otra señora contraataca, jugando sucio, muy sucio. Mira los regalos de la otra señora que tendrían un valor de no mas de 40 euros, mira los suyos (por lo menos 200 napos en juguetes) y dice “passe passe seeeñora, que usted lleva menos cosas”. ¡Eso no vale! ¡Que estamos en Navidad!.
Y por fin me toca. El corte ingles tiene una cosa curiosa, y es que siempre te da tiempo a pillarte por alguna dependienta. Y ahí estaba ella. Con su coleta, su sonrisa y su perfume (tengo la sospecha de que todas las dependientas del corte, se perfuman en la planta de perfumes, cada día uno). Sonriente, me dice:
“perdona si quieres envolver a ese pocoyo tienes que esperar a que me traigan el rollo grande de papel”.
Y por un momento pienso en contestar:
“¿te vienes a tomar un café a… Honolulu?”
pero en ese momento visualizo a mi sobrino gritandome :
"Pocoooooyoooo!"
Y salgo pitando. Evidentemente, estoy en el corte ingles y eso significa robar el objeto más absurdo que pueda (yo soy así). Esta vez, llavero con una puerta de Alcalá y rollo de papel de regalo. Me quedan ocho regalos y son las nueve y media. Salgo a Preciados, joder eso parece la salida del Bernabeu. Con el pocoyo gigante sobre mi hombro me muevo entre esa marea que, otra vez mas, va en dirección contraria. Misión dos, casa del libro, seis libros y tres regalos menos. Llego y entro, con el pocoyo gigante. Pregunto: “¿perdón, vidas de pi?” respuesta “agotado” Pregunto: ¿Pies de barro?” respuesta “agotado” pregunto “¿tienes algún puto libro tronco?” se marcha.
Voy a casa y dejo Pocoyo, por el camino, me ventilo todo tipo de regalos, calle fuencarral, ropa y más ropa, ropa crazy, y en un momento de éxtasis de demencia total te ves, en una tienda comprando un polo de color rosa a tu hermano y unas converse de cuero negro a tu abuelo de 93 años. De locos.

Consigo los libros en FNAC. No robéis en FNAC, te pillan fijo. Y recuerdo que mi tía siempre habla bien de Rocio Jurado (¡la mas grande!) y me digo, pues un par de discos de Rocío. El tipo más loco de la música comprando discos de la más grande. El ultimo disco que me compré fue uno de The Jam y otro creo recordar de The Animals, uno muy raro, y ahí estaba yo, decidiendo cual era el disco bueno de Rocio. En la cola para pagar, con mis dos discos de Rocío en la mano, escucho mi nombre. Dos veces. Me doy la vuelta y ahí está, la típica chica guapa de la universidad que nunca te saludaba y ahora va y lo hace. Decimos esas mierdas formales del tipo “eyyyy!” “vayaaaaa!” “anda!” “si eres tu!”
“que tal que tal!” y en esto que ella, sonriente baja la mirada y mira mis discos de Rocío Jurado la mas grande. Tu estas deseando que te pregunte “anda y esos Cd´s?” y decir que son para tu tia y todo aclarado. Pero no, no lo hace, no lo hace no, los mira y pone cara extraña del tipo “ah, que te mola Rocio, vale vale”. Pero pregúntame coño, pregúntame para quienes son. Si a mi los que me gustan son los Ramones.

Vuelvo a casa, con la tarjeta de crédito como el queso de un san Jacobo. Intento calcular cuanta pasta me he dejado y en mi mente sumo y sumo. Claro, el resultado me sale en euros, pero joder, soy español, todavía nos cuesta lo de los euros y las pesetas. Es como si un amigo te dice que se ha comprado un coche, y le preguntas que por cuanto. Si te dice cuatro kilos pues tu piensas “coño cuatro kilitos” pero si te dice 24000 euros, te quedas como si nada.

Me tiro a la cama. Descanso, ducha, dientes, cena, salir. Copas, rusos negros, medio chupito de Absenta, una discusión que demuestra mi grado de estupidez, y vuelta a casa. En mi portal, una botella brillante de RON precintada. Regalo para Salvatore Y Calypso. Dormir. Pensar (o mejor, pensar y dormir).

Pienso en toda esa gente comprando y comprando. ¿nos hace felices eso? Puede ser que si, tal vez una felicidad pasajera, superflua. Pero yo me lo he pasado pipa con mi sobrinin y su pocoyo. Esa es la parte más amable de todo esto. Niños que disfrutan y mayores que se sienten felices viendo eso. Porque si lo piensas, al final, tu no puedes evitar una guerra o acabar con el hambre en África, o hacer que los niños no trabajen con cinco años en Colombia. A tu alcance esta hacer feliz a un niño, un hermano o un amigo. Sencillo.

Vivimos completamente engañados. Pero eso, ya es…otra historia.


Me quedo con mi sobrino de menos de dos años y sus palmas como loco. Que no se porque, me saco mi lado mas ñami. Y con una llamada inesperada al telefono, que me hizo mucha ilusion, de una persona que me regalo esta cancion hace tiempo:


4 comentarios:

Silvia dijo...

Ayyyyyyyyy!!!!!!!!!! qué bonito!!! Cada vez me das mas la imagen del Tiki. Un ligón que está todo el tiempo ligando con chicas y con resaca, y que le da igual llegar tarde o no llegar al trabajo, pero que en el fondo es todo un tierno.
No hay persona mas feliz que un niño con su juguete preferido. Por eso a los mayores nos encanta estar con ellos y mirarlos como juegan, porque nos trasmiten su felicidad.
La verdad esque a mi me encanta comprar, pero cuando hay poca gente. Si uno va a última hora, lógicamente todo está plagado de gente y es un agobio. Bueno, espero que se hayan portado bien los Reyes contigo. Un beso y un abrazo.

ene dijo...

fíjate tú quién ha andado por mi blog. De puntillas y un domingo por la mañana, quién lo diría!!
Te he contestado allí... a los dos....
Cuánto me ha gustado "verte"...

besos

ene

PD:¿¿¿Me has comprado un regalo??? Aún estoy esperando MI cd.

Carlota dijo...

Es que la felicidad es un camino, tal como dices...no se trata de no ver problemas, sino de sobrellevarlos lo mejor posible...no podemos pretender que la vida esté ausente de problemas o de desgracias...sabemos positivamente que es así. Pues bien, dentro de ese conocimiento, en nosotros está el intentar superar dichos problemas, cual carrera de obstáculos, y hacerlo de la forma más positiva posible...no se trata de ser tontos, sino de estar bien a pesar de todo: y ver más allá de todo lo feo o malo...encontrar cada día belleza a nuestro alrededor, quizás en pequeñas cosas, y sentirse satisfecho por ello. Un abrazo.

Carlota dijo...

grr...mira qué hora es...me voy a la cama echando leches...pero venía a ver si me puedes volver a mandar la canción. No la encuentro. Y claro...me he dado cuenta de que este post tenía segunda parte, con la que me he descoj...después de tanto maldecir al C.I....y margari debe ser estupenda...bueno,pues si puedes, me la mandas. Un abrazo.